Este sábado estaba en un antro en Tijuana con un grupo de seis personas que hablábamos, reíamos, etc. En la mesa copas y botellas, más de uno teníamos nuestro celular ahí también, a la vista. En un momento, de pronto volteo y mi celular ya no estaba en la mesa.
Perder un celular no es nada, si bien las cosas en la vida no son gratis, a fin de cuentas es solo algo material. Claro, y menos cuando hago memoria y recuerdo que tuve una racha en que me robaron un carro por año en tres años seguidos. Preocupa el que se queden con tanta información tuya, preocupa el sentirse inseguro al llegar a un lugar así y tenerse que cuidar ahora de todos. Y sin embargo lo peor de todo es que ahora ya “estamos bien”. Pues hace un año atrás ni siquiera era seguro salir en la ciudad de noche. Aún de día podías observar a soldados en la calle que solo se te quedaban viendo mientras con sus manos sostenían un arma. Ver metralletas o cuernos de chivo en la calle, personas que parecían civiles y circulaban en vehículos con armas listas como si anduvieran de cacería, era muy normal, intimidante. Escuchar de balaceras, niños en sus casas aterrados, era parte de la vida en Tijuana.
En una ocasión me llamaron del Ministerio Público (policía) para hacer una interpretación, mientras iba en camino, recibí cuatro llamadas más avisándome que tenia que ir al Ministerio, seguro era algo importante. Al llegar me encontré con las personas implicadas, en donde la persona en turno inicio con las preguntas mientras me tocaba hacer la interpretación simultánea en español. Al terminar la interpretación les dijeron que se podían retirar. Mientras esperaba para firmar unos documentos la Lic. me explicaba que todos estaban muy nerviosos, pues esas dos personas fueron los únicos testigos de los hechos, y estos inculpaban a dos narcotraficantes que habían detenido y era famosos (Omito nombres por Código Ético) y estaban ahí, solo nos separaban dos paredes, y tenían miedo que vinieran otros sicarios a la fuerza por ellos. Dos fueron los testigos que los delataron, y yo el intérprete… Me pidieron que me retirara pronto, créanme que era para dar miedo.
Todos formamos parte de la sociedad, si bien por si solos no podemos cambiar el mundo, si podemos contribuir a mejorar nuestro entorno, desde nuestra familia, nuestros amigos, la gente con la que convivimos en el chat. A veces violentamos nuestros espacios, gritos, faltas de respeto, lo cual comienza desde los chismes y ofensas a otros. Con eso nos creemos mejores, por ser altaneros, ofensivos… eso es pobreza del corazón, carencia de valores. La vida no la tenemos comprada, un terremoto, un maremoto, un accidente, un atentado terrorista, no sabemos qué es lo que pasará mañana. En nosotros esta tratar de que nuestros espacios sean mejores, creo que estos bien pudieran ser nuestros oasis en la selva en la que vivimos. ¿o tu qué crees, hay formas de mejorar nuestro mundo?
Redacción: Martyn